El Atleti no para. En el Calderón y en Europa League el
equipo se viene arriba. Será por eso de que son grandes…
El domingo, en el partido contra el Espanyol, en el
Manzanares se continuó la fiesta que empezaron en el partido de la segunda
máxima competición continental. El estadio, casi lleno de niños en un día
dedicado a ellos con actividades, les recibió con un gran ambiente. Y eso el
equipo lo agradece mucho en su juego.
Desde el principio los rojiblancos achuchaban al Espanyol, y
muy pronto, en una jugada a balón parado llegó el primero. Diego puso un centro
medido, los catalanes defendieron mal, y Godín con un cabezazo picado hizo un
gol que hizo estallar a la grada. El Atleti seguía dominando, hasta que llegó
el primero del Espanyol antes del minuto 20. La defensa se quedó dormida y
aprovechó Dídac para marcar tras regatear a la defensa en una llegada por banda
haciendo paredes con Sergio García.
Entonces, el partido se abrió, estaba bonito, y los
colchoneros animaban sin cesar, como es habitual en ellos. El Atlético hacía
daño a la contra, pero el Espanyol dominaba más. En una falta lejana, Romaric
pegó un zurdazo que se estrelló en el palo derecho de Courtois y a punto estuvo
de llegar el miedo. En cambio, la suerte nos favoreció, y la salida del
descanso con la entrada de Mario al campo ganaron la partida en el centro del
campo, Diego y Arda empezaron a tener balones, y Simeone, nada más salir del
túnel de vestuarios hizo venirse arriba a la afición, que metió un gol. Me
rindo ante ellos. Son espectaculares.
En una genialidad de Arda, que estuvo todo el partido
soberbio, llegó el segundo. Juanfran subió por banda y puso un centro perfecto,
nadie despejó y Arda en una mediachilena en el segundo palo hizo el gol con el
que todos se vinieron arriba.
2 minutos después, en el 61, el turco de nuevo tumbó a dos
defensas en la frontal del área con un recorte, y con la zurda la pegó al lado
del palo, donde el portero no puede hacer nada. En la celebración, Arda miraba
a una grada que coreaba su nombre. Tenía esa sonrisa de niño que cumplía su
sueño. Una tarde para recordar. Qué grande es el turco.
Con el control del Atleti y alguna que otra ocasión
terminaba el partido. Era el momento de darle descanso a Arda. El Calderón
entero se puso en pie, para ovacionarle. Que se quede mucho tiempo.
Posteriormente, lo mismo pasó con Diego. El Calderón quiere muchas tardes como
esta. En ningún sitio viviréis nada parecido, merece la pena que os quedéis.
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