El Atlético de Madrid se enfrentaba al Málaga en su último
partido antes de la final europea. La única bala que le quedaba para seguir
enganchado a la Champions
era ganar. ¿Mereció la pena vaciarse?
El Atleti se enfrentaba a quizá un partido decisivo. Jugaban
contra el que ocupa el cuarto puesto en la liga, nuestro objetivo, en el
Calderón, y 4 días antes de jugar la final de Europa League. Para lograr entrar
a la máxima competición continental teníamos que ganar ese partido, el último
de liga (frente al Villarreal), y que el equipo de la Costa del Sol perdiera o
empatara el próximo (contra el Sporting). Para mí, un milagro, tan grande que
no merecía poner a los titulares, mejor darles descanso y jugar con más fuerzas
el partido de Bucarest, pero Simeone es atlético, el que más, y como tal confía en lo casi
imposible.
De tal manera, que el Atleti afrontaba el choque con casi
toda su artillería, y el Málaga también. Partidazo.
Los primeros minutos fueron de dominio total del conjunto
andaluz, y los colchoneros, como es habitual, dormidos. Controlaron el partido,
se acercaron, y pegaron a puerta, pero nos salvó un gran Courtois. En cambio,
nosotros no pasábamos de tres cuartos de campo, y así difícil. Lo único bueno
que tuvo el equipo fue algún tiro lejano que no se marchó por poco. Aún así,
no se puede depender de la pegada.
El Málaga rompía por ambas bandas, las ayudas llegaban
tarde, y Rondón se encargaba de rematar fuera todas, las pocas que iban entre
los tres palos las resolvía el meta belga.
En una contra, Adrián con su fuerza y velocidad se marchó, y
cedió para Falcao, que falló a portería vacía incomprensiblemente. Justo tras
esta ocasión, por perdonar, llegó el gol visitante. Un córner en contra,
centran, todo el Atleti en su propia área, despejan, y, claro, la segunda
jugada no la podía salvar nadie, así que la cogió Eliseu y metió un zurdazo
lejano, que entró por la mismísima escuadra con muchísima potencia. Eso no se
puede parar.
La siesta del Atlético se mereció ese gol, así que ahora
tocaba remontar. Eso sí, ya en la segunda parte, la primera todavía dispuso de
más ocasiones el equipo andaluz, aunque no las acertaron.
Los primeros minutos siguieron igual, pero poco tardaron en
despertar. Empezó a controlar el cuero el centro del campo, y eso lo agradece
mucho Diego, el crack del equipo. Comenzaron a tener posesión en campo
contrario, y el Málaga a hacer faltas, algo muy positivo para los rojiblancos,
por su potente juego aéreo. Kameni paraba todo. Ya llegaría, tranquilidad, como pedía el 'Cholo'.
El Málaga estuvo unos minutos encerrado, y cuando intentó
estirarse, con el cambio de Koke por Mario, un pase en profundidad para el
“Guaje”, que se marchó del portero boquerón y finalmente no pudo tirar a portería vacía por estar demasiado escorado y a la pierna izquierda. Aún
así, esto hizo venirse arriba al Calderón, que, una vez más, tiró del equipo
como no lo hace ningún estadio.
Ahora sí, el Atleti tomó el control del partido y al Málaga
le entró el miedo. Esto se vio reflejado en la posesión y en las ocasiones, que
ahora eran para los madrileños. Fue en un córner, cuando el portero malaguista
despejó, y al igual que en el gol de los visitantes, Koke la cogió desde fuera
del área y la pegó abajo, botando. La defensa totalmente dormida no hizo nada,
y a Kameni no le dio tiempo a reaccionar. Muy buen gol del canterano atlético.
En la jugada siguiente, el Atleti seguía celebrándolo, y
Seba Fernández se plantó delante de Courtois, pero el internacional belga, con
una gran intervención, salvó el tanto.
Tras esto, el equipo local volvió a la carga, necesitaban
ganar si no querían despedirse de jugar Champions League. Y es que este
conjunto es lo más raro y grande de España. Un saque de puerta larguísimo del
meta rojiblanco, Falcao la peina, Adrián en carrera la recoge, parecía algo
ensayado, se planta delante de Kameni, y le bate por bajo. Aquí llegó el
momento que a mí más me gustó. La emoción era total. ¡Había opción de ir a
Champions! Y, bueno, más que eso, me emocionó ver como salió todo el equipo
corriendo a buscar las camisetas de nuestros dos capitanes, Perea y Antonio,
que se habían despedido un rato antes, y se lo dedicaron a ambos. Algo muy, muy
bonito, y típico del Atleti, donde los sentimientos se agrandan.
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| Dedicatoria a los capitanes. |
Ahora, el equipo del Manzanares se escondió. En su área se
metieron todos, esperando al Málaga para coger alguna contra y matarles. Había
que conservar el resultado, pero dudo que esa fuera la manera más correcta. El
Málaga empezó a achuchar, y ya nos conocemos los últimos minutos del Atleti. Mucho
córner y falta en contra, que daba continuas ocasiones a los rivales.
Finalmente, llegó lo de siempre. Centro, despeja la zaga atlética, y desde
fuera del área un tiro lejano, que golpea en la espalda de Camacho y entra a
gol. Sí, gol legal, clarísimo, pero el árbitro no quiso verlo, y decidió señalar fuera de juego. Así que los tres
puntos se quedaron en el Calderón, y las aspiraciones a Champions posibles, aunque
realmente difíciles. Además, el equipo lo dio todo, algo que nos puede salir caro el miércoles en Bucarest, pero con este equipo nunca se sabe nada...
Ahora toca esperar a que el Málaga pierda en La Rosaleda contra un
Sporting casi descendido, y que nosotros ganemos al Villarreal en El Madrigal.
¿Difícil? Es el Atleti.
